En menos de cinco meses, España se ha inmerso en una vorágine electoral sin precedentes. A toda prisa los responsables de campaña de los partidos políticos han diseñado estrategias, calendarios, acciones, mensajes. Y, a su vez, los profesionales de la Comunicación política han comenzado a analizar a diestro y siniestro cada movimiento durante las semanas previas a las elecciones del 28-A, y con vistas a la próxima cita electoral el 26-M.
Características del panorama político actual
El escenario político en el que se mueven los nuevos protagonistas dista mucho del que vivimos en España en los años 90 y primera década de los 2000. Los constantes cambios que ha ido experimentando tanto la sociedad como los distintos agentes implicados (Partidos políticos, organizaciones, política internacional…) han configurado un panorama con características muy determinadas:
- Campañas de ofensa y negativismo:
Lejos de elaborar campañas constructivas en las que el candidato propio ofrece el mejor programa para la ciudadanía, la tendencia de todos los partidos políticos es desacreditar al contrincante. Vale más uno mismo por cuánto menos valen los demás. Y es bastante decepcionante desde el plano de la responsabilidad política, de la gestión profesional de campañas electorales y de la pura comunicación.
- Ruptura del bipartidismo:
En España hemos pasado de elecciones lineales en las que decidíamos entre dos partidos políticos, a las más complejas, imprevisibles e inciertas. La representación parlamentaria se divide hasta en cinco fuerzas en la mayoría de los casos y los resultados son completamente impredecibles. Encuestas aparte, este panorama permite y ofrece una riqueza muchísimo mayor a la hora de diseñar una campaña electoral, de construir un argumentario y mensajes clave, y obliga a una mayor cualificación a los especialistas en la materia.
- Aparición de nuevos protagonistas:
El panorama político ha experimentado la irrupción de nuevas fuerzas políticas que han desestructurado todo el entramado. Esto ha permitido una mayor riqueza y variedad a la hora de crear política, medidas, propuestas, iniciativas y la posibilidad de optar a los pactos y acuerdos puntuales. Pero también ha habido una parte negativa, conformada por dos aspectos principalmente: por un lado, el crecimiento desproporcionado de la extrema derecha, tanto en España como en Europa; por otro, la aparición de populismos exacerbados, basados en mensajes simples y concretos, que originan debates que se ganan por los titulares y medidas superficiales carentes de una base sólida.
- Sentimiento de la sociedad:
La ciudadanía española ha aprendido de la política y ya no nos encontramos ante un votante que desconoce lo que se cuece. Tras 14 elecciones nacionales y otras muchas municipales y autonómicas, la sociedad ha adquirido ciertas sensaciones hacia la clase política, sabe lo que quiere en mayor medida que hace una década y, sobre todo, sabe lo que no quiere. Por ello, a la hora de trabajar, los partidos ponen mucho el foco en esta percepción que transmite la sociedad: ahora, los problemas que más preocupan a los españoles son la corrupción, la desconfianza en los propios partidos y sus candidatos, la crisis económica, la inestabilidad del sistema y, por supuesto, el paro.
Las claves de la Comunicación política en las elecciones europeas
En este escenario, crear una buena campaña electoral es más complejo que nunca. Es ahora cuando cobra una vital importancia la verdadera experiencia en la gestión de la Comunicación política como herramienta principal en el devenir de esta campaña. Un/a candidato/a que se aferra firmemente a la Comunicación y la implementa como su mejor arma, posiblemente genere mejores y más sólidos resultados en las urnas.
¿Cuáles son las claves de esta Comunicación política en las próximas elecciones europeas?
- En primer lugar, resulta imprescindible que los partidos centren sus esfuerzos en diseñar unos mensajes clave efectivos a la sociedad que estén enfocados en esos problemas que la ciudadanía considera más importantes, y deben permanecer en boca de sus candidatos en cada una de sus apariciones mediáticas, entrevistas, actos y visitas.
A diferencia de las elecciones de hace unas cuantas legislaturas, por fin podemos encontrar mensajes que hablan de Igualdad, Derechos de la Mujer, Empleo, Derechos Humanos o Transparencia. Esperemos que no se queden en meros mensajes electorales.
- El uso adecuado de las redes sociales y las herramientas tecnológicas se hace obligado. Tras un auge desmesurado de las redes sociales y un abuso y mal uso de las mismas, todos esperamos que las campañas electorales se construyan ya en torno a estrategias de comunicación digital adecuadas, que permitan llegar al ciudadano sin ser invasivas y optimizando los resultados que el big data ofrece. En este sentido, nos queda mucho camino por recorrer, pero creemos (somos optimistas) que es el futuro.
- Las próximas elecciones ya cuentan con un electorado compuesto en gran proporción por Milenials y Generación Z. Este público objetivo hace que las campañas de comunicación hayan experimentado giros de 180 grados respecto a las de hace unos años. A lo analizado en el punto anterior respecto a las redes sociales se une la apuesta por una comunicación más ligera, más dinámica, que incide más en lo audiovisual y que habla de tú a tú al ciudadano.
- La interacción con el electorado es ya una constante. No solo hablamos de likes, seguidores o recomendaciones, sino de que la propia campaña es un viaje de ida y vuelta: el emisor transmite, el receptor opina. El votante es una pieza activa en la estrategia electoral y de su reacción depende el éxito de la misma. Las elecciones nacionales que acabamos de vivir y las campañas de las próximas elecciones europeas son el mejor ejemplo de que la distancia entre un candidato que pretende diferenciarse del resto y el votante es cada vez más estrecha.
- Una buena campaña electoral aboga por la destrucción de las fake news. Tras el rápido crecimiento de las noticias falsas cuyo único objetivo es aniquilar la imagen de los contrincantes, hemos superado la era de la posverdad y todos apostamos por una estrategia limpia y transparente, que ponga de manifiesto las cualidades y capacidades del candidato.
La creación de una campaña electoral exitosa navega entre estos pilares. El diseño de acciones, construcción de mensajes, posicionamiento del candidato y optimización de canales y públicos, es labor ya de los profesionales, que se convierten en los auténticos malabaristas del proceso electoral. En este terreno, la experiencia nos hace líderes y nuevamente nos embarcamos en un camino es vertiginoso y apasionante. ¿Te sumas?