Recomendaciones para el tratamiento informativo de la violencia de género

Autor: Raquel Frutos, Consultora de Relaciones Públicas y Comunicación Corporativa en iMades Communication

Mañana, 25 de noviembre, se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Este día se conmemora anualmente por iniciativa de la Asamblea General de las Naciones Unidas con el objetivo de denunciar la violencia que se ejerce sobre las mujeres en todo el mundo y reclamar políticas internacionales para lograr su erradicación.

En este sentido, en el artículo 1.1 de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género se define la violencia de género como aquella que “como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre estas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aún sin convivencia”, y “comprende todo acto de violencia física y psicológica, incluidas las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad”.

Se trata, además, de una problemática en auge, pues esta situación creció un 8,3% en 2022 y las últimas cifras oficiales de 2023 corroboran su incremento continuo. En el segundo trimestre del presente ejercicio el número de víctimas de violencia de género aumentó un 5,66% frente al mismo periodo del año anterior.

Los medios y su responsabilidad en la prevención de la violencia de género

Eliminar la lacra de la violencia de género es una tarea conjunta de la sociedad en la que también se ven implicados los medios de comunicación, quienes tienen una gran responsabilidad a la hora de informar sobre dicha situación. De hecho, la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género exige a los medios de comunicación impulsar la protección y salvaguardar la igualdad entre el hombre y la mujer, evitando toda discriminación entre ellos. Además, concreta que la difusión de informaciones relativas a la violencia contra la mujer garantizará, con la correspondiente objetividad informativa, la defensa de los derechos humanos, la libertad y dignidad de las mujeres víctimas de violencia y de sus hijos.

Así pues, de ello se extrae que es función de los medios la protección de las mujeres, así como la sensibilización acerca de esta situación para prevenir sucesos futuros.

En concreto, informar con rigor sobre violencia de género es necesario por tres motivos: ayuda a entender cómo se articula y de qué manera puede prevenirse, supone un refuerzo para las víctimas a la hora de sentirse comprendidas e impulsadas a denunciar y, por último, es una vía más que ejerce presión para el desarrollo de nuevas políticas públicas.

Así, previamente a realizar una cobertura informativa en torno a casos de violencia contra la mujer es una tarea necesaria de los periodistas reflexionar acerca de una situación que, además, está cargada de estereotipos y prejuicios con el fin de adquirir el máximo conocimiento y actuar con el mayor rigor posible en las informaciones para proteger a las víctimas y evitar culpabilizarla, de forma consciente o inconsciente, de la agresión.

Pautas para informar sobre violencia de género

Cada medio de comunicación tiene su propio código deontológico, por lo que no hay una guía única y oficial que recoja las pautas concretas y principios éticos que hay que cumplir a la hora de difundir informaciones sobre violencia de género.

Pese a lo anterior, existe un consenso en torno a las siguientes sugerencias que conviene implementar por parte del gremio periodístico:

  1. Ofrecer información rigurosa e identificar los actos por su nombre. Para ello se emplearán términos como “violencia de género”, “violencia machista”, “violencia sexista” y “violencia masculina contra las mujeres”. En su defecto conviene desterrar otros como “violencia doméstica”, “violencia de pareja” y “violencia familiar”.
  2. No identificar a la víctima para preservar su intimidad, evitando dar su nombre, aportar detalles de su vida personal o difundir fotografías de ella.
  3. No justificar la figura del agresor. Evitar realizar entrevistas al círculo más cercano del maltratador, como familiares, amigos o vecinos, que muestren declaraciones carentes de valor tales como “es una buena persona” o “era una pareja normal. Tampoco dar detalles que induzcan a exculparle, como achacar que el agresor actuó bajo los efectos del alcohol, las drogas, los celos o tras una discusión porque está demostrado que, en los casos de violencia de género, estas no son las razones del comportamiento del agresor.
  4. No publicar detalles ni fotos morbosos acerca de la forma en la que se cometió el asesinato o la agresión y las armas utilizadas para ello. Hay que huir del sensacionalismo y aportar datos escabrosos y carentes de valor como indicar el número de puñaladas.
  5. Si hay sentencia condenatoria hacia el agresor debe recogerse la pena en el titular de la noticia. También es aconsejable destacar las denuncias previas, procesos judiciales pendientes, órdenes de alejamiento, etc.
  6. Incitar a la denuncia de otras posibles víctimas. Para ello se debe incluir siempre al final de la información el teléfono de atención 016 y otros recursos que puedan ser útiles.
  7. Dar voz a la violencia de género que trasciende el ámbito de la pareja, que es continuada y que encuentra una diversidad de manifestaciones: agresiones y abusos sexuales, maltrato psicológico, explotación sexual, violencia contra los derechos sexuales y reproductivos, ciberviolencia, etc.

En definitiva, los medios de comunicación tienen la oportunidad de posicionarse en contra de la violencia de género, evitando dar la información de modo que parezca un caso aislado y manifestando con claridad que se trata de un problema estructural de la sociedad que atenta contra los derechos humanos. La causa real de esta violencia se encuentra en el machismo y el patriarcado.