La tecnología como aliada fundamental contra las fake news

Autor: Raquel Frutos, Consultora de Relaciones Públicas y Comunicación Corporativa en iMades Communication

La difusión de noticias falsas o fake news es un fenómeno que ha existido desde los orígenes propios del periodismo, si bien nadie niega que ha sido a raíz de la revolución digital cuando esta práctica ha sido facilitada e impulsada por el desarrollo de las nuevas tecnologías, adquiriendo con ello dimensiones que suponen un elevado riesgo para la ciudadanía.

Especialmente, las redes sociales se han convertido en el caldo de cultivo perfecto para difundir este tipo de informaciones no veraces o manipuladas que, tras la apariencia de ser noticias ciertas, persiguen influir a la opinión pública, desprestigiar a alguien o algo y generar visitas a sitios engañosos. Así, a través de dichas plataformas, el contenido se propaga a una velocidad incalculable y con un alcance mucho mayor que en medios tradicionales, dadas las posibilidades que permiten estos canales de difundirlo a infinidad de personas y viralizarlo. 

De hecho, Twitter es una red social en la que estas noticias falsas se transmiten con mayor facilidad debido a los límites que establece para los mensajes de 280 caracteres. Un titular llamativo y sensacionalista es el principal “modus operandi” para captar la atención del público. Esto no significa, sin embargo, que en otros canales como Facebook, Instagram o WhatsApp únicamente se difunda contenido veraz. De hecho, en 2020 WhatsApp decidió limitar el reenvío de mensajes para evitar la propagación de fake news y tratar de combatir con ello la desinformación.

Además, hay que tener en cuenta que las noticias falsas adquieren una variedad de formatos y pueden difundirse mediante un video falso, un montaje de fotografías o contenido textual en forma de noticias escritas.

Un poder de atracción elevado

Por lo general las noticias falsas atraen más que las verdaderas, un hecho que las personas expertas en psicología achacan a que las mismas se construyen por lo general en torno a temas escabrosos de interés general y mediante la exageración —especialmente en los titulares— y la difusión de datos llamativos. Como consecuencia, una información veraz tarda seis veces más en difundirse que una noticia falsa. Además, esta última puede llegar a 10.000 personas frente a las 1.500 personas de la primera, alcance que se multiplica en el caso de temáticas escabrosas como puede ser la política.

De acuerdo a lo anterior, se estima que el 40% de la población española y hasta el 70% de la población mundial ha estado expuesta a este tipo de noticias en el último año.

El problema que se genera como consecuencia de dicha situación es que más de un 80% de la población española tiene dificultades para distinguir entre noticias falsas y verdaderas, de acuerdo con los resultados de diferentes estudios. Esta situación colisiona con la garantía de algunos derechos fundamentales como es la libertad de expresión.

¿Cómo combatir las fake news?

Diferenciar la información engañosa de la veraz conlleva grandes dificultades que requieren un compromiso conjunto de agentes implicados, como fuentes de información oficiales y ciudadanos, para poder detectar y combatir este comportamiento. Cabe especificar en este sentido que las noticias falsas tienen apariencia de veraces y se les otorga credibilidad al contener datos que son verdaderos, lo que dificulta la distinción entre ambas.

Por ello, para ayudar a detectar la información que es veraz, la Comisión Europea ofrece un listado de recomendaciones para todas las personas con el objetivo de que no sean manipuladas con las informaciones que reciben:

  • Contrastar en varios medios las informaciones que se consulten.
  • Consultar informaciones de medios con cierta reputación, evitando algunos blogs y páginas no fiables. Además, hay que tener especial cuidado con URL extrañas.
  • No contribuir al “clickbait”, esto es el click fácil y aumentar las visitas de una página web. En este sentido, las páginas webs aparecen mejor posicionadas en Google en función de la cantidad de clicks que reciben en sus enlaces. Por dicha razón emplean titulares llamativos que no se corresponden con la información que contiene la noticia.
  • Indagar acerca del autor de las publicaciones. Si no aparece mencionado o el nombre es inventado se debe sospechar.
  • Contextualizar la noticia dado que en las noticias falsas el contexto se omite o manipula para provocar determinadas emociones en los consumidores. Así, analizar más allá de lo que se lee es recomendable.
  • No dejarse llevar por las emociones y reflexionar antes de difundir una información.
  • Analizar el contenido y enfoque. Las noticias que se difunden en los medios son imparciales por naturaleza, por lo que si contiene opinión sin ser tribunas de opinión se debe sospechar.
  • Verificar las imágenes con herramientas como InVID.
  • No compartir una noticia sin haber seguido los pasos anteriores en caso de sospecha. Además, si una noticia aparece en un único medio de comunicación y no se puede contrastar puede incitar a pensar que es una noticia falsa.
  • Consultar las plataformas españolas y europeas que tratan de combatir la desinformación.
  • Si se detecta una noticia falsa en una red social, o se tiene sospecha de que lo sea, debe calificarse como contenido no apto utilizando el botón de “spam” que se encuentra en la mayoría de las redes sociales.

Además de los anteriores, otros consejos a tener en cuenta serían consultar siempre las fuentes oficiales, especialmente en temas delicados como la salud o la seguridad, así como en redes sociales sospechar de titulares en mayúsculas y cuentas que tengan muchos seguidores y que habitualmente publiquen contenido sensacionalista.

Junto con esto, la educación es fundamental para combatir la desinformación, especialmente dirigida a los más jóvenes, por ser estos más susceptibles de aceptar las informaciones falsas. El esfuerzo, en este caso, sería recomendable que se centre en adquirir habilidades de pensamiento crítico y evaluación de fuentes, aprender a hacer un uso responsable de las redes sociales y entender cómo se difunden las fake news.

La inteligencia artificial para verificar la información

De forma complementaria a todo lo anterior, la tecnología está demostrando tener un gran potencial para convertirse en parte de la solución para frenar estas malas prácticas en la difusión de contenido falso.

Así pues, en 2023 se ha conocido que la Agencia Estatal de Investigación (AEI) ha dedicado 6,3 millones de euros a la financiación de 57 proyectos de investigación sobre mecanismos para combatir la desinformación. En concreto, las iniciativas que han puesto en marcha están centradas en el control del lenguaje ofensivo en las redes sociales, la verificación de información, la alfabetización publicitaria de los menores o la discriminación hacia los colectivos vulnerables a través de la difusión de bulos. Y todo ello está siendo posible gracias al uso de tecnología innovadora como la inteligencia artificial o el blockchain.

Una de las iniciativas que se están desarrollando con la ayuda de dicha tecnología es el proyecto IVERES, impulsado en conjunto por Radio Televisión Española y la Universidad Autónoma de Barcelona. Es una plataforma en lengua española que permitirá a los periodistas verificar la información de contenidos gracias a distintas tecnologías de inteligencia artificial. El sistema que se desarrolle consistirá en una interfaz de usuario que reciba las preguntas de la persona que quiera verificar una información para posteriormente devolver un informe que le permita tomar decisiones. Tras año y medio de trabajo, muchas de sus futuras funcionalidades ya están operativas en el proyecto piloto, disponible de momento para los profesionales de VerificaRTVE y la Agencia EFE, que colabora en el proyecto.

En la misma línea, la empresa especializada en el desarrollo de soluciones de Inteligencia Artificial, AyGLOO, junto a la agencia de noticias Europa Press, presentaron a finales del año pasado un proyecto conjunto cuyo objetivo es detectar noticias falsas mediante el empleo de técnicas de inteligencia artificial capaces de analizar el contenido de una noticia y notificar al periodista si fuera necesario de la falsedad de la misma. Por tanto, funcionaría a modo de alerta temprana de la información que se difunde en Internet, redes sociales y foros.

Otro trabajo destacado que se está llevando a cabo, en este caso en la Universidad de Vigo, es el diseño de una plataforma que permita la comprobación y verificación instantánea por parte de cualquier ciudadano de las afirmaciones hechas por candidatos políticos durante la celebración de debates electorales. En este caso se está poniendo en marcha gracias a la tecnología blockchain.

Por otra parte, en los últimos años han surgido diversos medios que tratan de luchar contra esta práctica mediante una técnica conocida como fact check. El proceso que siguen es que ellos se encargan de recibir informaciones de procedencia dudosa y posiblemente falsas, las cuales contrastan acudiendo a las fuentes primarias (creadoras de contenido) y consultando en diferentes fuentes para comprobar la veracidad o falsedad de las noticias. Algunas de las que se pueden enumerar son: Newtral, Malditobulo de Maldita.es y Fact Check Explorer de Google.

Por todo ello se da la paradoja de que la tecnología, además de servir de canal impulsor para la difusión de informaciones falsas, en su forma más avanzada es clave como sistema de verificación para contribuir a atajar dicha problemática.