Autor: Raquel Frutos, Consultora de Relaciones Públicas y Comunicación Corporativa en iMADES Communication
El próximo 20 de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Libertad de Expresión, día instaurado por la ONU para promover un derecho humano fundamental que está en el eje central de toda sociedad democrática. El objetivo no es otro que promover la diversidad de creencias, opiniones y pensamiento sin sufrir ningún tipo de hostigamiento ni represalias por ello, así como visibilizar situaciones de violación de este derecho debido al acoso y encarcelamiento que han sufrido algunas personas por ejercer el derecho a la libertad de expresión.
En concreto, fue en 1948 cuando la ONU estableció en su artículo 19º de su Declaración Universal de Derechos Humanos que: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir información y opiniones, y de difundirlas sin limitaciones de fronteras por cualquier medio de expresión”. Así, en la actualidad, la libertad de expresión de pensamiento está incluida en las constituciones de los sistemas democráticos y de ello deriva la libertad de prensa.
Teniendo en cuenta este marco constitucional, en los últimos años se ha abierto paso un fenómeno conocido como “cultura de la cancelación”, el cual ha generado un intenso debate y ha polarizado opiniones entre quienes consideran que se trata de un movimiento pernicioso por atentar contra la libertad de expresión y poder conducir a la censura y entre aquellas otras personas que, sin embargo, valoran que se trata de una actitud que rechaza lo inaceptable y da voz a las minorías.
¿En qué consiste la cultura de la cancelación?
El concepto “cancel culture” o “cancelling” comenzó a emplearse en el año 2015, si bien obtuvo una mayor popularidad a partir de 2018, especialmente debido a un mayor uso de las redes sociales. Se trata de un fenómeno social en el que una persona, grupo u organización es criticada públicamente y rechazada. De forma más específica, a las personas afectadas se les suele negar la oportunidad de expresarse debido a sus opiniones, acciones o comportamientos, al ser estos considerados inaceptables u ofensivos. De este modo, la persona suele ser cancelada en las redes sociales, eventos públicos, empresas, etc.
Al respecto, la cultura de la cancelación suele utilizarse principalmente como una forma de presión social para rechazar opiniones y comportamientos discriminatorios y ofensivos, promoviendo con ello la igualdad, inclusión y la tolerancia en la sociedad. Así, uno de sus objetivos es eliminar actitudes como la incitación a la violencia, la difamación y el discurso de odio, empoderando con ello a grupos vulnerables como son las minorías.
Sin embargo, se trata de un fenómeno complejo y polémico porque en ocasiones se utiliza esta cultura para atacar y silenciar a personas o grupos que tienen opiniones diferentes o contrarias a las creencias predominantes. En estos casos existe el riesgo de que la cultura de la cancelación pueda promover la autocensura y el miedo a expresarse libremente.
Cómo evitar la cultura de la cancelación en las empresas
En un entorno digital cada vez más vigilante, las marcas están expuestas a un examen continuo por parte de los consumidores y usuarios de plataformas como las redes sociales. Una declaración o comportamiento inapropiado puede derivar en una cancelación hacia la empresa, con las consecuencias devastadoras que ello puede generar para la reputación e imagen pública de la marca.
En este sentido, algunos consejos que pueden implementar las empresas para tratar de evitar este fenómeno son:
- Transparencia y honestidad: las empresas que son transparentes en sus acciones y honestas acerca de sus valores y en sus comunicaciones tienen una mayor probabilidad de ganarse la confianza y el respeto de su audiencia. Además, actuar con autenticidad y veracidad evitará sufrir cualquier tipo de represalias por parte de los seguidores.
- Escuchar a la comunidad: las marcas deben prestar atención a los comentarios, necesidades y preocupaciones de sus seguidores en redes sociales. Esa escucha activa permitirá identificar problemas potenciales para evitar que estos puedan evolucionar hacia una crisis.
- Educar al equipo en la tolerancia: sensibilizar y educar a la plantilla en valores de diversidad, inclusión y tolerancia contribuye a promover una cultura empresarial diversa e inclusiva y prevenir comentarios y actitudes inapropiadas.
De este modo, incorporar una estrategia que demuestre un compromiso firme con la diversidad, igualdad e inclusión en las empresas es una de las medidas más efectivas para evitar exponerse a la cultura de la cancelación. No obstante, también es crucial anticiparse desde el punto de vista comunicacional desarrollando e implementando planes de comunicación de crisis que refuercen la reputación de la compañía y que establezcan mecanismos para identificar una posible crisis, así como las medidas para afrontarla. A través de ello se protegerá la imagen de marca en un entorno digital exigente y que cada vez más demanda un comportamiento empresarial ético y responsable.