La comunicación no verbal, el complemento necesario de las palabras

Autor: Raquel Frutos, Consultora de Relaciones Públicas y Comunicación Corporativa en iMADES Communication

Al escuchar la palabra comunicación a menudo se tiende a pensar que esta se compone únicamente de las palabras, es decir, de la comunicación verbal. Sin embargo, diferentes estudios científicos han demostrado a lo largo de la historia que el lenguaje verbal tiene un peso prácticamente “insignificante” en el conjunto de la comunicación, recayendo la mayor importancia de esta y su significado en todos aquellos otros elementos que componen la comunicación no verbal.

En concreto, fue el psicólogo e investigador Albert Mehrabian el propulsor hace décadas de la llamada regla 55-38-7, la cual considera que únicamente el 7% del potencial de la comunicación reside en las palabras (lenguaje verbal), frente al 93% restante que recae en la kinesia o lenguaje corporal (55%) y en el paralenguaje o uso de la voz (38%).

Por tanto, teniendo en cuenta esta premisa, en la interacción entre personas es una condición sine qua non el prestar una atención minuciosa a la comunicación no verbal pues, más allá de la importancia que ciertamente tiene la palabra, el uso consciente del cuerpo humano potencia el éxito de la comunicación y aumenta la efectividad y el liderazgo de la persona en cualquier entorno, también en el empresarial. No en vano, gestos y expresiones como por ejemplo una mirada, una sonrisa o un movimiento corporal son en muchas ocasiones más eficientes y aportan un significado mayor que las palabras, convirtiéndose en el complemento necesario de estas al influir en cómo se perciben.

De este modo, comunicación verbal y no verbal forman parte de un todo, la comunicación en su sentido más amplio, y ambos aspectos deben cuidarse para reforzar el mensaje a transmitir y su correcta interpretación por parte de la persona receptora.

Elementos que componen el sistema de comunicación no verbal

En un sistema de comunicación no verbal intervienen los siguientes elementos básicos:

  • Apariencia o imagen personal: es el estilo que define a una persona, su forma de vestir, de caminar, rasgos físicos, gestos, movimientos, etc. lo cual aporta información clave como es su posición social o su estado de salud.
  • Paralenguaje: son todos aquellos aspectos del lenguaje que no pueden ser considerados verbales, como por ejemplo el tono de voz, volumen, ritmo y velocidad, entonación, pausa y silencios, calidad vocal y sonidos vocales.
  • Kinésica: se compone de los movimientos del cuerpo humano, como son las expresiones faciales, miradas, gestos y posturas. Por ejemplo, mantener una posición erguida, con la espalda recta, evitando los hombros caídos y con la cabeza alta, suele interpretarse como una persona decidida, segura de sí misma y valiente. Y, en cuanto a las expresiones faciales, únicamente en la cara los seres humanos cuentan con hasta 43 músculos capaces de generar infinidad de microexpresiones. Además, a través del rostro es desde donde se manifiestan las siete emociones básicas: alegría, tristeza, miedo, enfado, asco o agrado, sorpresa y desprecio.
  • Proxémica: hace referencia al uso del espacio y la mayor o menor distancia entre las personas en función de la relación de intimidad y confianza que exista entre ellas, diferenciándose entre distancia íntima, distancia personal, distancia social y distancia pública.
  • Háptica: se refiere a los modos de contacto que se tienen con otras personas, tales como saludarse con un apretón de manos o un beso, de lo cual puede distinguirse si la interacción entre ellas es funcional/profesional, social/educativa, íntima y afectiva.
  • Oculésica: es el comportamiento visual. En este sentido, por ejemplo personas que evitan el contacto visual con sus interlocutores son consideradas inseguras o tímidas y en muchas ocasiones son un signo de desconfianza.

Sin embargo, cabe precisar en este punto que los gestos son polisémicos, es decir, no significan nada por sí mismos, sino que dependen del contexto y deben validarse con la palabra para su correcta interpretación. Así, si bien una postura encorvada puede indicar falta de confianza y seguridad en uno mismo, también es factible que ello se deba a que la persona padece problemas en la espalda. Lo mismo sucede con mantener los brazos cruzados, actitud que puede indicar rechazo, pero puede ser un gesto que se haga por costumbre o porque la persona tenga frío. De este modo, ante la duda acerca de cómo interpretar determinadas señales no verbales, siempre es recomendable preguntar al interlocutor para extraer más información en lugar de extraer conclusiones equivocadas.

Funciones de la comunicación no verbal

La persona emisora de los mensajes debe ser plenamente consciente de la importancia que tiene la comunicación no verbal, pues a través de un uso apropiado de ella puede lograr los siguientes beneficios:

  • Enfatizar el lenguaje verbal reforzando el efecto de las palabras.
  • Expresar sentimientos y emociones.
  • Sustituir palabras cuando a través de estas no puede expresarse de forma clara y unívoca la intención del mensaje.
  • Orientar el modo en el que el lenguaje verbal debe ser interpretado por parte de la persona receptora, evitando mal entendidos.
  • Contradecir la comunicación verbal.
  • Regular la comunicación para generar una mayor confianza por parte de la persona receptora.

Además, diversos estudios han demostrado que la comunicación no verbal no afecta únicamente al receptor, sino que el emisor también puede emplearla para influir positivamente en sus propias emociones. Así, está demostrado que las personas que antes de una entrevista de trabajo o de impartir una conferencia en público adoptan conscientemente una postura de seguridad y confianza en sí mismas, se muestran más seguras en la conversación y por consiguiente obtienen mejores resultados.

Por todo ello, para que una persona pueda convertirse en una comunicadora exitosa es imprescindible que sea consciente de la importancia desu lenguaje corporal, así como de la capacidad que tiene para controlarlo y monitorizarlo con el fin de medir el efecto que produce en las demás personas al fin de modularlo y ser cada vez más efectiva en la comunicación.